¿Por que una persona que no ha estudiado tecnología debería aprender a programar?

38. ¿Por que una persona que no ha estudiado tecnología debería aprender a programar?

La programación expande la mente, abre espacios a la creatividad, ayuda a ordenar mejor las ideas, los pensamientos. Imprime una huella esencial en temas de asociación a través de jerarquías, protocolos, patrones, sentencias, etiquetas, llaves, etc. Reglas que son inviolables, que inculcan la doma y disciplina para ser mas organizados. Se aprende a valorar el silencio, la belleza de la soledad, la reflexión tranquila al cotejo de las ideas.

La almendra de la programación, el fin supremo, es: Simplificar, ajustar procesos, saber implementar transiciones de fase, dar órdenes de hacer y/o no hacer. Un programador – puro - jamás vive en zonas de confort, va al límite de sus posibilidades: mutando, cambiando, en revolución de ideas, en constante movimiento, innovando, creando; con un nivel de capacidad adaptativa óptimo (resiliencia).

Parar de PROGRAMAR es comenzar a morir, son una tribu de roedores que viven esculcando, aruñando, no se prestan ideas de otros, se las roban. Amantes de la disrupción.

Es una actividad  que convoca de manera convergente la atención y movimiento de todos los órganos de los sentidos, en una misma unidad de tiempo para SENTIR la totalidad del ser EMOCIONAL.

No hay mejor ejercicio – que el movimiento de los dedos sobre el teclado - para incrementar los niveles de atención, practicando las reglas de programación.  Es plasmar lo sustantivo, la información de cada eslabón de enlace, en una sentencia, una directriz.

Las relaciones de poder – hoy en día -  en lo militar, político, empresarial, relaciones afectivas, pasan por los meridianos de los sistemas de programación. Todos los abogados, financieros, economistas, contadores, médicos, etc., que no sepan de “Lógica de Programación “terminaran siendo esclavos de los programadores de sistemas, y lo peor haciendo su voluntad (lo que nunca permitió Steve Jobs, dejarse enredar por ellos, a todos los putió).

Por eso es importante saber de códigos de programación, conocer programas, lenguajes,  para no dejarse meter los dedos en la boca de los ingenieros de sistemas que son expertos en abusar de la ignorancia de los demás, diciendo siempre: “eso no se puede”. Son los dueños del imperio del NO, del incumplimiento, de las cosas a medias, de las chambonadas. Son hábiles en resaltar las bondades, pero nunca revelan  - cómo deben ser – las potenciales fragilidades sistémicas al registro de las turbulencias.

Son vivos en castigar la mirada para otro lado, haciéndose los idiotas cuando afloran lo problemas, sobresalen de inmediato las justificaciones, igual cómo lo hacen los economistas, sociólogos, abogados, contadores y médicos, con todas las cartas ganan.  Después de las escaramuzas y preocupaciones el camino queda abierto para ellos (programadores) entrar a resolver la complejidad y luego volver a cobrar (dinero), y/o ir haciendo méritos para luego ajustar costos.

Ahora bien, en nuestro medio existe un facilismo ramplón, cooptados por la pereza. La gran mayoría de ingenieros programadores no buscan la mejor solución sino la más rápida. Son expertos en construir montañas de basura, en tomar decisiones forzadas que generan turbulencias y latencias, con transiciones de fase pesadas, sin vocación de escalabilidad, flexibilidad modular, con un diseño de arquitectura de sistemas paupérrimo, lamentable. Y, así y todo pasan con los reyes del Olimpo: los mejores, por Dios, son unos charlatanes. De la programación el verbo no mas.

Aprender a programar (y/o conocer la lógica de programación) es una oportunidad – inigualable - para aproximarse a resolver complejidades con otra prospectiva, aplicable también al mundo de lo real. Es la oportunidad para percatarse que todo es igual, que existe una fina relación de funcionalidad entre lo macro y lo micro, entre todas las disciplinas del conocimiento, que los dogmas y las teorías son teoremas no resueltos, que los verdaderos sacerdotes son los guardianes del Templo de la Ciencia, que todo lo demás son charlatanes de oficio, expertos en manipular el imaginario colectivo.

Programar es sinónimo de SIMPLIFICAR, resolver un problema estando en el centro – del ojo - del huracán sin dejarse involucrar, moviéndose a ritmo de el. Y, todo sobre la metodología del ensayo – error, donde se aprende aceptar y valorar que el fracaso, las equivocaciones hacen parte de todo proceso de conocimiento.

Cada vez que se tiene la oportunidad de SIMPLIFICAR un proceso,  construir un algoritmo, automatizar una función es comprender que somos hijos de Dios, que somos códigos de información. Que nuestro cuerpo, alma y espíritu cuentan con un lenguaje de programación genética, espiritual y divina.

Conocer de PROGRAMACIÓN es saber más de DIOS. Es sacarlo de los libros – de historias sagradas – y palparlo nosotros mismos sin necesidad de pastores, culebreros y cebadores de ilusiones.

Contacto

Utilice este formato para consultas, cotización de servicios o productos, o envíelo directamente desde su correo a Consulta